Dicen que aquella persona que pregunta siempre, habla mucho (sin que se dé cuenta) de su inteligencia simplemente diciendo poco. De eso trata la premisa de este tema, hablar menos y cuestionarse más.
Cuando hablamos con otra persona que nos cuenta sus vivencias o algún problema, y no preguntamos para ahondar en la conversación –si es que hay confianza suficiente para ello– también dejamos ver que no sabemos escuchar, pero este es un mal hábito que podemos cambiar.
La importancia del coaching
El talentista y experto en personal branding, Xavi Roca hizo un análisis sobre por qué es mejor hablar menos y preguntar más, no sin antes mencionar el libro de Michael Bungay, El hábito del coaching, que a su juicio es de los textos más buenos que ha leído.
Argumenta que las palabras que salen de este libro promueven el liderazgo por medio del coaching en varios aspectos de la vida y en distintas áreas laborales, como en los estudios, las ventas, la comunicación y la medicina.
Las preguntas
En este sentido, enlaza la idea del coaching con tema de hablar-preguntar, pues considera que una característica destacada de un buen profesional es que este se avoque en saber escuchar y hablar poco.
Retomando a Bungay, Roca recomienda a sus lectores que se planteen siete preguntas que te ayudarán a fusionar tu vida, la cotidianidad, con el coaching; y lo mismo podemos aplicar en el ámbito laboral.
Número uno
“¿Qué tienes en tu mente?” es el primer cuestionamiento. Es la introducción hacia una continuación, la cual consiste en preguntarnos “¿Y qué más?”: simplemente es una forma de hacer que fluyan las ideas y ver qué sigue rondando en nuestra mente.
La pregunta de la atención
Luego está: “¿Cuál es realmente tu reto?”; y es que ésta funciona como un esclarecedor de la vista y la mente. Pues a veces creemos que estamos derrotados por un obstáculo que, en realidad, se puede superar.
El verdadero reto está en que sepamos hallar la luz en nuestro camino e identificar cuál es el verdadero reto.
La pregunta fundamental
Continuamos con “¿Qué quieres?”. No es tan fácil de entender. Aunque puede ocurrir que un día nos sintamos en medio de la nada, si logramos definir qué es lo que queremos, pensando con la mente abierta y con la mejor disposición, podremos encontrar la respuesta.
La pregunta perezosa
“¿Cómo puedo ayudarte?”. No es que sea perezosa sin razón alguna, es que no todo el mundo está dispuesto a ponerse en los zapatos del otro y ayudarlo, pues tiene “suficiente” con sus problemas.
Sin embargo, si logramos hacer esta pregunta, sabremos que nos saldrá del corazón ayudar a nuestro semejante.
La pregunta estratégica
“¿A qué vas a decir que no?”. A veces nos cuesta decir que no, es natural, pero también es importante preguntarnos a qué decimos que sí cuando finalmente nos decidimos por un no rotundo.
La pregunta del aprendizaje
“¿Qué ha sido lo más útil para ti?”. La pregunta siete es un viaje de introspección que nos guía por el aprendizaje, nos cuestionamos el descubrimiento, y destacamos todo aquello que nos hizo bien y se quedará en el recuerdo como la mejor vivencia.