Solemos pensar que grandes personajes como Sócrates, Da Vinci o Gandhi sabían que hacer para convertirse en quienes fueron, que siempre tenía las respuestas y que lo hacían sin importar los riesgos y las complicaciones que pudieran presentarse, que nunca tuvieron dudas y estaban preparados para afrontar cualquier circunstancia, lo que resulta imposible de pensar para personas como nosotros llegar a esos estándares.
Todo es un proceso
Cuando comenzamos a dar pasos para tomar una gran decisión, debemos primero ser una inspiración para nosotros y luego para quienes nos rodean, siempre aprovechando las oportunidades que se presentan y elegir con sabiduría las acciones que vamos a tomar, teniendo en cuenta la forma en la que afectarán a los demás, si es positiva o negativamente.
Por ejemplo, una decisión que pudiese rayar en lo simple, como es la de imprimir un informe de 50 páginas o leerlo a través de aplicaciones móviles puede cambiar el enfoque. Si eres líder tus compañeros verán tu ejemplo y lo copiarán, serán más conscientes del uso de los recursos y tendrán prioridades a la hora de imprimir cualquier cosa. Sin embargo, esto no es de impacto mundial aunque la contribución con el planeta es buena; el impacto ecológico no transcenderá más allá de la organización, pero es un cambio por donde se mire.
Detalles que marcan diferencia
Todos tenemos la oportunidad de generar un cambio en nuestro entorno. Con el simple hecho de dejar a un lado el móvil y mirar a alguien para atender sus necesidades o simplemente escuchar, es lo que aplica para un líder siempre ver las oportunidades para mejorar la vida de los demás. Permitir que luego de una larga jornada de trabajo el equipo pueda marcharse a casa más temprano al día siguiente, sonreír, agradecer y servir son actitudes que marcan la diferencia.
Un líder no debe pretender convertirse en un sabio ni mucho menos en un santo. Debe reconocer cuando comete un error y aplicar las herramientas necesarias para no cometerlo nuevamente y así poder guiar al equipo a un camino seguro.
Siempre debemos recordar que toda pequeña acción puede significar un gran cambio en la vida de otro, así que debemos trabajar para lograr una transformación real y positiva de nuestra realidad, para siempre ser mejores y obtener resultados positivos.
Un cambio de enfoque puede lograr cambios cualitativos dentro de la organización, con solo mirar nuevas oportunidades, dejar que la creatividad fluya y siempre innovar, así como motivar al talento humano a dar lo mejor en cada asignación.