En ocasiones es normal sentir que estamos en una encrucijada y que no hay forma de salir del aprieto. Hay situaciones en la vida que nos hacen replantearnos si en verdad es necesario seguir, o si tenemos la voluntad suficiente para hacerlo.

Ahí es donde entra en escena la resiliencia. Esa capacidad que tenemos de afrontar desde un punto de vista más flexible las situaciones que vivimos, y además podemos salir más fortalecidos tras experimentar esa vivencia traumática.

El trabajo

Uno de los factores que nos hace caer en depresión y nos puede llenar de estrés, es el trabajo. En ocasiones no estamos a gusto con lo que hacemos o simplemente lo estamos haciendo por una necesidad.

Entonces, nos enfrentamos a la realidad de que tenemos la opción de seguir en eso que nos desagrada porque no hay otra alternativa, o por el contrario pensar una forma distinta de avanzar hasta conseguir algo que realmente nos llene. Es una forma de ver qué cosas buenas encontraremos en el camino, de la mano de la paciencia.

La Resiliencia

Ya hemos definido en qué comsiste el ser resiliente y, un modo de verlo, es que es una condición cognitiva que podemos aprender a desarrollar. No solo se trata de ser positivo ante tanta negatividad, sino de que encontremos la forma de sobreponernos y continuar.

Ahora bien, ¿cómo es posible aplicar esta nueva forma de vida y transmitirla a otras personas?. La creación de una organización resiliente es una buena opción, y te vamos a contar cómo puedes lograr establecerla.

1. Valores y compromiso

Es necesario delimitar qué es lo que queremos que aprendan aquellas personas que forman parte de la organización. Los valores y el compromiso son necesarios para el funcionamiento orgánico del equipo.

De esta forma cada integrante podrá adoptarlos como los pilares de la empresa, que son los motivos por los que está en funcionamiento, y también facilitará la comunicación entre todos.

2. La energía

Nunca debemos saturarnos. La idea es evaluar cuál es el momento en el que nos sentimos más activos y productivos, para luego establecer un rango de descanso después de la jornada de trabajo.

Renovar nuestras energías nos permite retomar el trabajo con una mejor actitud, más enfocados y con altos niveles de creatividad. Asimismo, nos ayuda a elevar nuestro poder de ser resilientes.

3. Capacidad de reacción

Otra cosa que nos ayudará en el proceso organizacional resiliente es saber controlar nuestras reacciones. Y esto está relacionado con cómo evaluamos las situaciones para luego poder hacerles frente.

No se trata de eliminar impulsos, pero sí se puede cambiar la forma en la que reaccionamos ante las eventualidades. Nos permite tomarnos el tiempo de pensar con neutralidad, reflexionar y meditar sobre cada situación que se presente.

4. La realidad

Es necesario destacar que, aunque cambiemos la forma de ver la vida gracias a la resiliencia, no quiere decir que seamos ajenos a la realidad. Debemos trazarnos metas realistas y propósitos que tengan un fin, y estos nos nutran en conocimientos y aprendizajes.

5. Comprensión y empatía

Para que una organización funcione es ideal que todos los integrantes de esta convivan en un entorno laboral lleno de comprensión, respeto y empatía. De esta manera es más fácil compartir historias, el feedback, ponernos en el lugar de otros y seguir buscando soluciones para mantener la corriente positiva.

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