El mercado laboral es un mercado fluctuante, y más en las últimas décadas, las crisis económicas, la globalización, una mayor competitividad y el desarrollo que han vivido las nuevas tecnologías, hacen que los directivos tengan que capacitarse en nuevas habilidades, tanto personales como emocionales, lo que hará que puedan dirigir equipos de alta productividad.
Hasta hace unos años, lo común en una organización era la relación jefe-trabajador, una estructura vertical, pero en la actualidad esa relación ha quedado obsoleta, las organizaciones apuestan por un liderazgo horizontal en la que el directivo es el referente para su equipo y los empleados trabajan con autonomía y responsabilidad.
Fruto de este cambio de liderazgo la cohesión, motivación, creatividad, trabajo en equipo están cobrando cada vez más fuerza en las organizaciones. Estas habilidades las intenta desarrollar un líder, y como ya hemos dicho, un líder en la actualidad es un guía, una persona con carisma suficiente para inspirar y motivar a su equipo. Eso sí, debe ser una persona con buena autoestima, que tenga confianza en sí misma y maduro emocionalmente, ya que debe encontrar el equilibrio entre autoridad y confianza.
Un líder tiene que ser capaz de generar buen ambiente, un ambiente en el que los miembros del equipo tengan confianza en su líder y entre ellos, todas las personas se deben sentir reconocidas, valiosas y partícipes del proyecto que están llevando a cabo, lo que hará que sean leales y tengan compromiso de permanencia en la organización.
Para ello un líder tiene que ser capaz de desarrollar las siguientes habilidades:
Conocerse a sí mismo profundamente, lo que hará que gane confianza en sí mismo desarrollando un liderazgo personal.
Una gestión de sus emociones correcta, que le permita manejar el estrés y responder de forma adecuada a presiones y responsabilidades propias de su cargo.
Flexibilidad y adaptación a los cambios, una mente abierta que le permita adaptarse a un mercado laboral cambiante.
Aprender a tomar decisiones desde la calma, serenidad, lo que le permita reflexionar sobre que es prioritario, que acciones deben llevarse a cabo.
Tener conocimiento de la naturaleza humana, lo que le hará gestionar su equipo de forma eficiente, sabiendo desarrollar el potencial de las personas que lo forman, lo que le permitirá anticiparse a posibles conflictos que surjan y resolverlos de forma adecuada y justa.
Cohesionar, motivar y dar reconocimiento a los miembros del equipo.
Ser cercanos, empáticos, ser capaces de situarse en la posición de otras personas.
Escuchar de forma activa, desarrollar una comunicación asertiva.
Ser una persona íntegra, auténtica, honesta, que tenga curiosidades y esté dispuesto a formarse continuamente.
Puede que nos parezca un listado interminable, pero lo realmente importante para desarrollar un liderazgo efectivo es el autoconocimiento y la gestión emocional.
Pero realmente, ¿cómo se lidera un equipo de alta productividad? Un liderazgo efectivo se consigue partiendo de un liderazgo personal, sólo la persona que sea capaz de autoliderarse será capaz de liderar de manera eficaz un equipo. El líder tiene que haber alcanzado un nivel alto de liderazgo personal y madurez emocional que le permita ser cercano sin perder autoridad, disponer de una sólida escala de valores que den sentido a sus decisiones y acciones y un interés real por las personas integrantes de su equipo.
Conseguir un equipo de alta productividad implica saber ver el potencial de las personas que integran el equipo, ayudar a ser la mejor versión de uno mismo. Confiar y saber escuchar de manera activa a las personas del equipo, potenciar su creatividad y crecimiento profesional, así como reconocer sus logros y corregir sus malas conductas. Se debe favorecer un clima de confianza y cooperación.
Un equipo de alta productividad debe estar formado por personas de gran talento, leales y con compromiso de permanencia, que les unan los objetivos y valores de la organización.
Cierto es, que para conseguir un equipo de alta productividad con el nivel de implicación y compromiso que estamos detallando, necesita tiempo, no se consigue de un día para otro, es fruto de las acciones de cada día, de la calidad de las relaciones personales, de la confianza y el respeto mutuo entre las personas que integran la organización. Pero además también es importantísimo conocer el sector específico en el que trabajas y la profesionalidad.
Concluimos destacando que los equipos están formados por el factor humano, y ello es esencial, porque las empresas las forman personas, y son las que hacen que las organizaciones prosperen o fracasen.